REFLEXOLOGÍA PODAL
La reflexoterapia podal es una técnica que provoca la activación de los mecanismos de autocuración del cuerpo, mediante el estímulo de puntos reflejos situados en los pies.
¿Cómo funciona?
Cuando un determinado órgano o zona corporal se encuentra en situación de pérdida de salud o desequilibrio, se crean en estos puntos reflejos unos pequeños “cristales” o “depósitos” compuestos principalmente por células nerviosas que, al ser estimuladas mediante presión, activan la circulación sanguínea y linfática especialmente en la zona afectada y en general en toda la zona afectada.
La reflexología comparte con otras terapias naturales la concepción holística de las personas. Parte de la base de que nuestro cuerpo tiene la capacidad de mantenerse en un buen estado de salud cuando se encuentra en situación de equilibrio, y por tanto, pone el énfasis en la estimulación de estas capacidades propias del cuerpo tanto para corregir situaciones de desequilibrio como para -sobre todo- evitar que se produzcan.
¿Para qué sirve?
La reflexología es principalmente una excelente herramienta promotora de salud, es decir, ayuda a mantener la salud y prevenir molestias y enfermedades. Además, es indicada para tratar un gran número de dolores, pequeñas enfermedades y molestias habituales, como dolores musculares (especialmente en casos de lesiones agudas y/o zonas muy dolorosas, difíciles de tratar mediante otras técnicas manuales), desequilibrios del ciclo menstrual (dolores, reglas irregulares, etc), cefaleas y migra del sistema inmunológico-linfático, patologías del aparato digestivo, pérdida de salud relacionada con ciertos desequilibrios hormonales, y un largo etcétera.
La existencia de los puntos reflejos nos brinda una valiosa oportunidad de autocuración que llevamos siempre con nosotros y podemos aprovechar si aprendemos cómo aplicar la reflexoterapia. La conciencia del propio cuerpo, el autoconocimiento y la capacidad de autogestión de nuestra salud deberían ser (o son) prioritarias en nuestras vidas.
